Luis González de Vallejo

Nació en León, aunque dió  sus primeros pasos en Santa Cruz de Tenerife, donde estudió el bachillerato en las Escuelas Pías, y los primeros cursos de universidad, en la Universidad de La Laguna.

En estos años  forjó su gran pasión por la naturaleza, a la que  ha dedicado  su vida profesional.

                              

   Se licenció en Geología en la Universidad Complutense de Madrid, donde también obtuvo el doctorado. Amplió estudios  de postgrado en el Imperial College de Londres y en las universidades de Pennstate en Estados Unidos, y de la UNAM en  México.

   Sus primeras investigaciones las inició en el valle de la Laguna (1975) sobre las propiedades geotécnicas de los suelos volcánicos, objeto de su tesis doctoral, a las que siguieron los estudios sobre las propiedades geomecánicas de las  rocas volcánicas, la peligrosidad sísmica del archipiélago, la investigación de paleo-terremotos en Tenerife y, más recientemente, sobre los grandes deslizamientos  y mega-tsunamis de Canarias.

   Su actividad como profesor e investigador  ha estado siempre ligada a la Universidad Complutense de Madrid, donde obtuvo en 1989 la primera cátedra creada  en Ingeniería Geológica en España. Ha sido el Director del Máster en Ingeniería Geológica de dicha universidad desde 1990, máster reconocido internacionalmente y en el  que  se han titulado más de 250 alumnos.

   Ha publicado unos 160 trabajos científicos sobre Ingeniería Geológica y Riesgos Geológicos y varios libros, entre los que destaca el de “Ingeniería Geológica” editado también en inglés e italiano, y que ha sido adoptado como  texto docente  en numerosas universidades de más de 15 paises.

   A pesar de sus ocupaciones profesionales, ha podido mucho  su “pasión” por   el mar,  encontrando  tiempo para  navegar, incluso en  largas travesías entre el Mediterráneo a Canarias.  La música  es su otra gran afición, también forjada desde  su infancia y juventud  en Tenerife, y aunque ya no toca la guitarra  habitualmente, en otras épocas hizo sus buenos pinitos.